jueves, 14 de agosto de 2014

Historia del antiguo Retablo Mayor de la Catedral de Zacatecas.



Historia del antiguo Retablo Mayor de la Catedral de Zacatecas.

     Por  Bernardo del Hoyo Calzada.

        Cronología de acontecimientos importantes sobre el retablo mayor de la Catedral de Zacatecas.
1736.- Monseñor José de Jesús López de Lara nos dice que el proyecto de la actual catedral, es posterior a 1718 y anterior a 1731 y que la nueva construcción sufre un incendio en 1736.[1] En este incendio se quemaron además del retablo, las imágenes del Santo Cristo de la Parroquia y la de Nuestra Señora de los Zacatecas, y se hicieron nuevas imágenes al reconstruir la Parroquia que hoy conocemos.
1750.- En este año don Cosme Sánchez de Lodosa otorgó testamento[2] y en la clausula 8ª, nos dice:
Y también es mi voluntad que así mismo se aparte y segregue de mi caudal la cantidad de un mil pesos, la misma que asigno a beneficio de dicha Iglesia Parroquial Mayor de esta ciudad para la obra del nuevo colateral mayor que esta para fabricarse, la misma que se entregue por mis albaceas, para que se cumpla y efectué lo referido por ser mi voluntad, que declaro para que conste”.
     Pero, en este mismo testamento manifiesta en otra cláusula, que los mil pesos para ayuda del colateral mayor,
 …no se debe entender así pues su voluntad del otorgante que dichos un mil pesos sea a beneficio de dicha Iglesia, pero en la obra y colateral de la Sacratísima Virgen María Nuestra Señora de los Zacatecas que se venera en su Iglesia Parroquial de esta Ciudad cuando se haya de mudar dicho colateral”.
 Sea cual fuere el colateral, este documento nos dice que ya se pretendía hacer el nuevo Colateral o Retablo Mayor de la Parroquia.
1752.- La Catedral de Zacatecas, se dedicó como Parroquia Mayor el 14 de agosto del año de 1752, con un triduo, y el Padre Bachiller D. Gabriel Miqueo, publicó una breve descripción del templo Parroquial[3], también se publicaron tres sermones, uno de ellos del Jesuita Joseph de Utrera[4], y dice sobre la Parroquia Mayor:
 Dedicase este Templo, estando todavía sin acabar perfectamente, pues (como vemos) le falta el retablo mayor, le faltan varios colaterales, le falta el adorno interior y el exterior de una de sus portadas, y le falta la mayor parte de sus torres”.
1759.- Para este año según Clara Bargellini[5] en su libro nos dice que ya estaba el colateral para este año de 1759, además nos dice Clara que el Colateral del Altar Mayor tenía las siguientes esculturas:
“El Apóstol San Pedro, los cuatro Evangelistas a los lados, en medio una imagen de Nuestra Señora a quien coronan dos ángeles, los doce Apóstoles, Señor San José, Los Cuatro Doctores, un sello de plata en que está forrado el torno por fuera”.

1806.- Por una carta que le mando el Sr. Cura de Zacatecas Vicente Ramírez al Ilustrísimo Señor Obispo de Guadalajara Dr. D. Juan Cruz Ruiz de Cabañas sabemos que fue desensamblado el primero de los colaterales dorados del siglo XVIII que tenia la Parroquia Mayor de Zacatecas, para construir uno de cantera, que es el que tiene actualmente, y dicho documento dice así:
 Hubiera inmediatamente que Vuestra Señoría Ilustrísima me ordenó, remitiéndole las medidas de la altura, y ancho del hueco donde ha de acomodarse el corateral que pretenden fabricar los Mayordomos, y Cofrades de la Cofradía del Santo Cristo de esta Parroquia, y para cuya información, ha concedido V. S. Y. su licencia. Mas he omitidolo, por haberse encargado D. Marcelo José de Anza de mandar, según dichas medidas, como efectivamente mandó el diseño, o mapa, cuyo autor fue Don Manuel Tolsa, e inmediatamente, que tenga conducta segura remitiré a V. S. Y. para que siendo de su superior agrado, se haga según dicho diseño el corateral; y si no se quite, o añada, lo que le parezca conveniente. Dios guarde la importante vida de V. S. Y. los muchos años que para nuestro amparo le decimos todos sus súbditos. Zacatecas, Abril 13 de 1806. Beso la mano de V. S. Y su más humilde súbdito atento reconocido servidor y capellán. Vicente Ramírez[6].
Entiéndase que corateral o colateral, es lo mismo.
1817.- El 15 de octubre de este año, nos dice un inventario que:
El Santo Cristo con la imagen del Divinismo Señor en vidriera, todo su colateral de piedra, etc.”. [7]
1823.- Por uno de los inventarios que se hicieron en este año de 1823 [8] sabemos que el altar mayor no fue destruido cuando se hizo el colateral de cantera al Santo Cristo de la Parroquia, obra de Tolsa, y este documento en parte nos dice:
“El altar mayor tiene su colateral de madera con las estatuas siguientes: El Apóstol San Pedro; los cuatro evangelistas a los lados, y en medio una Imagen de María Santísima a quien coronan dos ángeles; los doce Apóstoles: Señor San José con una coronita de plata muy delgada; los cuatro Doctores: un torno de madera forrado en terciopelo azul con chapa de plata, en los ambones dos espejos con marcos de cristal que son pertenecientes a la casa de Don Manuel Rétegui”.
1837.- En octubre de este año, por orden del señor Cura, Dr. D. José María Gil, el arquitecto D. Encarnación Ríos había inspeccionado el cimborrio de la iglesia parroquial, que parecía amenazar ruina, y formado el presupuesto de la que costaría su reposición[9].
1840.- En este año se comenzó a hacer el retablo o colateral de cantera a Nuestra Señora de los Remedios de los Zacatecas, imitando al retablo del Santo Cristo[10]. Y demoro 16 años, según Leónides tenorio.
1841.- El lunes 22 de Febrero de este año, fue consagrada la Iglesia Parroquial por el Ilustrísimo Señor D. Fr. Francisco García Diego, primer Obispo de California y Religioso del Colegio Apostólico de Guadalupe[11]
1843.- En este año los Señores Curas manifestaban en un inventario lo siguiente[12]:
La Iglesia de tres naves con cimborrio el que esta rajado, y abierto por todas sus partes, por lo mismo que se advierte en las tres naves cuyas bóvedas deterioradas tanto por lo dicho como por el desaliño en el blanqueo y color necesita mas pronto compostura. El Colateral del Altar Mayor que así como los otros es de madera con las estatuas siguientes: el Apóstol San Pedro, los cuatro Evangelista, a los lados, en medio una imagen de Nuestra Señora a quien coronan dos Ángeles; los doce Apóstoles, señor San José, los cuatro Doctores, un sello de plata en que esta forrado el torno por fuera”.
       Aunque dice el inventario que todos eran de madera, hay que hacer notar por el inventario de 1817, que el retablo del Santo Cristo  era de cantera.
 1845.- En este año se  llevó a efecto la obra de la cúpula y cimborrio.  Y ya existían en la iglesia dos colaterales de cantera, la del Santísimo Cristo y el de los Santos Crispín y Crispiniano. Nos dice Jaesver:
A fin de que en esto hubiese uniformidad y el ornato del templo correspondiera al gusto de la época, se juzgó conveniente no solo renovar el cimborrio, sino además substituir los antiguos colaterales de madera por otros de cantera, y reformar el ornato general de la iglesia, no obstante que <el templo estaba suntuosamente decorado según el gusto antiguo> y que <el oro y la plata en maravillosa abundancia resplandecían en sus altares.>”.
1845.- En este año, el Domingo de Resurrección estaban en la solemnidad de la misa, (misa nueva) del señor presbítero D. Juan de la Cruz Landeros cuando estaban sentados los Padres a la hora de la Gloria, cayó una costra grande de mezcla del cimborrio y dio sobre el entarimado que estaba puesto adelante del monumento pues el monumento era grande de perspectiva todo de madera estando los Padres sentados a la hora de la Gloria cayó la mezcla adelante y atrás de los Padres, no les sucedió nada.
Procedieron a examinar la cúpula del cimborrio por los señores D. Pedro Ramírez y D. José Benavides personas particulares con el arquitecto Don Pablo Rúelas quien declaro que amenazaba ruina y que quería caer. Para comenzar la obra de echar el cimborrio abajo y levantar el nuevo dispusieron que se trasladaran las imágenes del Santo Cristo, Nuestra Señora de los Zacatecas, Nuestra señora del Patrocinio, que estaba en la Parroquia por haberse hallado por causas de la guerra de los Yankis que bajó el día 26 de octubre de este mismo año de 1845; al mismo tiempo Sr. San Pedro (que presidia la procesión) su majestad bajo de Bari palio, y luego la tropa, en fin al año siguiente fue dicha traslación a Santo Domingo, siendo cura el Sr. D. Ignacio de la Cueva[13]. Aunque no lo dice Leónides Tenorio, también se debió de trasladar la imagen de la Asunción.
1846.- Para este año el día 19 de Diciembre, la cúpula del cimborrio estaba ya completamente cerrada; y no quedaba en la iglesia más colateral de madera, que el de la capilla de San Pedro Apóstol, que hoy es la de Nuestra Señora del Refugio, el cual en febrero de 1853 cedió su lugar al de cantera que actualmente tiene la referida capilla[14].
Y por estos mismos años encontramos en otro inventario sin fecha[15] que dice que en el altar de Nuestra Señora de Guadalupe se encontraban los doce apóstoles que antes estaban en el altar mayor con la imagen de la Asunción, y en el altar del Santo Cristo dos imágenes de talla y cuatro medallones de madera que eran del colateral mayor. Por lo que se comprende que este colateral fue desmantelado ó desensamblado, y no se quemó como se ha dicho. 
1849.- En este año se trasladaron las imágenes y el Santísimo Sacramento, de Santo Domingo a la Parroquia Mayor.
1851.- En este año se publicó en la ciudad de México lo siguiente:
 Por ahora debe también saber el Sr. V. A. R. que en el desprendimiento del actual señor cura ha cabido contribuir de su peculio con cerca de dos mil pesos para la obra material de la parroquia y compostura de ese pedazo del antiguo y esplendoroso monumento: esta acción la refiero porque se tacha de mezquina la conducta de un hombre respetable que ha consagrado a Dios sus años y las postreras tareas de su vida.
No cabe duda en la conveniencia que resulta sobre que el curato esté siempre abierto, y así lo desea el actual encargado: ¿acaso es culpa suya de que no se verifique? ¿Comprende el Sr. V. A. R. las dificultades que se presentan para las provisiones á virtud de la escases de sacerdotes? Mas si esa indicación se dirige como una especie de reproche al Sr. Jiménez, porque sus afanes no correspondan á los deseos del articulista, puede creer que cualquiera que venga, no podrá hacer maravillas, y que tendrá que someterse á las circunstancias en que se encuentre. Reedificar los altares y hacer mejoras en la parroquia, que impropiamente se llama arruinada, no es cosa de poca importancia, según lo conocerá todo inteligente.
Por último, no será importuno recordarle que esa falta de cálculo en la destrucción de los colaterales y de la antigua cúpula de la parroquia, no estuvo de parte de la autoridad eclesiástica, que se hallaba depositada en el actual cura al emprenderse aquella reforma, sino de la autoridad secular que siguiendo la opinión de algunas personas, la promovió como medida precautoria de un funesto suceso, y con la esperanza de que habría recursos para reedificar los altares oportunamente.-Los tiempos han venido aciagos: la población de Zacatecas ha desmerecido por la falta de trabajo: las epidemias y las necesidades han puesto el colmo a la desgracia pública; y no es por cierto en estos momentos que sea posible una magnificencia digna que todos desean para el templo de Dios. Basta por hoy para dejar satisfecho el celo piadoso del Sr. V. A. R. a quien aun no puedo suponer animado de otra clase de intenciones.- F. J. C.”[16]      
1852.-En este año, nos sigue diciendo Jaesver:
en vez del colateral que debía construirse al fondo de la referida nave, se hizo levantar en el centro del nuevo presbiterio un hermoso ciprés  con cuatro altares, que dedicó á la Asunción de la Santísima Virgen María, a San José, y a los Santos Joaquín y Ana, cuyas imágenes estaban colocadas en los nichos del segundo cuerpo, que miran respectivamente a la puerta principal del templo, a la nave del Santísimo Cristo, y a la nave de Nuestra Señora de los Zacatecas”.
1852.- El 29 de septiembre se comenzó a labrar la cantera del ciprés.

 1853.- El día dos de enero comenzaron a abrirse el cimiento para sentar el ciprés, el cimiento quedo a la profundidad de una viga de marca, hasta encontrar la arena del arroyo. El rendido del cimiento de piedra y mezcla hasta la superficie importó cinco mil pesos. La primera piedra que se bendijo del ciprés fue el día 12 de febrero de 1853. Y se colocó la última piedra del ciprés el día 22 de septiembre del mismo año de 1853. Al día siguiente se comenzaron a dorar y se concluyó el dorado el día 14 de junio del siguiente año de 1854. El arquitecto que se entendió con la obra del ciprés fue Albino Gómez Alafror[17].
1881.- el 29 de agosto cayó un rayo en la Catedral, dando el primer golpe en la linternilla de la torre, de donde pasó á la linternilla del cimborrio, pegándole a la cruz de fierro que en ella está; luego rompiendo el alambrado y el vidrio de una de las ventanas de la misma linternilla, entró á la iglesia, y chocando contra uno de los ángeles que estaban a los lados de una gran esfera, que había como remate del antiguo ciprés, descendió por las estrías doradas de las columnas del mismo ciprés hasta la ínfima grada, donde se perdió, no sin haber hecho pedazos y destruido a su paso, cornisas, molduras, dorado y cuanto tocó, causando grande espanto a los canónigos, que a ese tiempo se hallaban en coro[18].
1895.- Se empezó a preparar el muro el 5 de agosto para que el pintor Manuel Pastrana realizara en el muro donde estaba el antiguo Retablo Mayor, ahora de Catedral, una pintura mural a la Asunción de María con su Apostolado[19]. (Ver apéndice documental sobre esta pintura).

 1895.- Este año se sustituyó el majestuoso ciprés antiguo de dos cuerpos, por otro pequeño de un solo cuerpo, compuesto de un sotabanco, dos gradas y un pedestal, todo de cantera decorado con pintura al oleo, imitando mármol blanco[20].
1899.- El tercer Obispo de Zacatecas Fr. Buenaventura del Purísimo Corazón de María Portillo, O. F. M. (Orden de Frailes Menores), que administro este obispado de 1889 a 1899, al decorar todo su interior retiró el ciprés  no abstente las protestas del vecindario.[21]
 
1910 – 1920.- En estos años el quinto Obispo de Zacatecas Dr. D. Miguel de la Mora, colocó en el presbiterio sobre el sencillo altar, otro ciprés de mármol blanco de Carrara.[22] Al colocar este ciprés y poner el coro para los canónigos, se quito el mural de Pastrana.
1950.- Por estos años el séptimo obispo de Zacatecas Dr. D. Francisco Javier Nuño lo retiro, y hoy se encuentra en una de las bodegas del museo Rafael Coronel.[23] Clara Bargellini nos dice:
En las restauraciones de 1964-65 se ejecutaron varios trabajos. Se levantó el piso de madera y se destruyó el ciprés de 1910 de mármol de Carrara, ónix y bronce”.[24]














Apéndice Documental.
     Nos dice Fr. Ángel de los Dolores Tiscareño, sobre la pintura mural de Nuestra Señora de la Asunción en la Catedral del Zacatecas lo siguiente: “En el año de 1893 se hizo la reoposición del entarimado de Catedral, empleándose en él una parte de la madera que de años atrás estaba guardada en la bóveda de San Pedro, para durmientes, y duelas de madera- compradas en la maderería con limosnas ofrecidas al Sr. Obispo Portillo para ese objeto.
El año siguiente, 1894, al empezar la cuaresma y a mediados del mes de Febrero, dispuso el mismo Obispo que se trasladase el coro de los canónigos a Santo Domingo, para dar principio a las reparaciones y mejoras del interior de Catedral, acerca de las cuales mejoras vamos a transcribir casi textualmente un noticia muy minuciosa y autentica, seguida del juicio pericial de un profesor competente. Dice así: <En ese mismo año (1894) estando Pastrana ejecutando el retrato del Sr. Obispo, que actualmente se ve en la Sala Capitular de la Catedral, en una de las conversaciones que Su Santidad Ilustrísima solía mantener con el artista durante su trabajo, le manifestó los deseos que tenia de que el mismo fuese quien se encargara de la ejecución del cuadro mural que adorna hoy el fondo superior del coro de los canónigos en la Catedral, y que a ese fin fuese pensando en el asunto de la composición, que a ese objeto debería servir. Lo cual oído por el Sr. Pastrana, dio ésta traza inmediatamente de obsequiar los deseos del Prelado, presentándole a pocos días un croquis original, cuyos detalles eran estos: En la parte más alta una figura representando al Padre Eterno sobre nubes y en actitud de abrir los brazos para recibir a María Santísima, que arrodillada en refulgente nube é indicando por la posición de la cabeza y los brazos el celestial arrobamiento, encaminábase ascendiendo hacia el Ser divino, que con amor paterno la invitaba. Grandes grupos de Ángeles rodeaban el trono nebuloso del Eterno y la radiante figura de María, unos llevando en las manos instrumentos músicos, cual si quisiesen organizar celestial orquesta, y otros, en ademán de empujar los cúmulos que soportaban la ideal figura de la Virgen María, manifestaban en su complexión vigorosa, emplear grande esfuerzo. En la parte inferior y a los lados, de pie y en actitud de adoración, dos grandes figuras se destacaban representando a San Buenaventura y al Sumo Pontífice Pío IX, el primero como santo cuyo nombre lleva el Sr. Obispo, y el segundo por ser la personificación del culto de María en los tiempos modernos, como autor de la declaración dogmática de la inmaculada Concepción.
     Tal era el pensamiento que deseaba desarrollar el artista, expresándolo así en una larga carta, en la cual, con menudísimo detalles, le hacia presente á Su Santidad Ilustrísima todo lo que se necesitaba para conducir á buen termino la obra proyectada, y proponiéndole los diversos estilos de pintura propios para la ejecución del cuadro, con indicación de los diferentes precios y condiciones á que podría ajustarse, según que se conviniera en que la pintura fuese al fresco, al temple ó al óleo. Pero, ya sea por versatilidad de carácter, ya porque ejerciese en su animo algún influjo el Sr. Rafael León, á cuyo cargo estaban los trabajos de reparación y decorado de la Catedral, el Sr. Obispo contestó que ya no pensaba por entonces en que el cuadro se pintara por parecerle caro el precio y dilataba la obra. Pastrana, por delicadeza, no volvió á hablar mas del asunto.
      Más un día que trabajaba en su gabinete pintando algo por mero estudio y pensamiento, se le presentó de improviso un pintor de fachadas llamado Silverio Vázquez, diciéndole: - <Señor, vengo a ver a usted por si quiere pintar un cuadro al óleo en el fondo de la Catedral, pues D. Rafael me ha propuesto que me encargue de su ejecución; pero yo no me animo porque, como usted no ignora, yo no sé pintar figura humana. Así es que, si usted se resuelve, yo le ayudare a usted en lo que me ocupe, y usted me dará lo que guste. Dan por la obra seiscientos pesos.> Y diciendo esto, enseñole una estampa mal dibujada y peor grabada, que el Sr. León había arrancado de un Misal, para que conforme a ella se ejecutara el cuadro. Y aunque la composición en si no era del todo mala, algunas figuras del grupo afectaban actitudes no muy propias para exhibirse en un lugar sagrado.
       Pastrana, pues, le contestó a Silverio, que se encargaría del trabajo, pero sin sujetarse á la dirección de personas incompetentes. Y formando desde luego un boceto en el cual corrigiendo lo malo que había en el modelo, se aprovechaba el grupo de la parte inferior, sustituyendo algunas de sus figuras por otras tomadas del cuadro de la Asunción del Ticiano; y una vez terminado el boceto, fue presentado al Sr. Obispo, quien manifestándose muy complacido, dio su aprobación, muy a pesar tal vez de D. Rafael que manifestaba oposición, no se sabe si por alguna secreta antipatía hacia Pastrana ó por tener conciencia de su inferioridad como artista, puesto que, aunque acostumbraba tomar a su cargo la dirección de obras de este genero, no es profesor, ni ha cursado las escuelas, ni entiende en rigor las reglas del arte, sino que de un modo puramente practico sigue algunas rutinas tradicionales que los maestros reprueban como incapaces de producir la verdadera belleza artística. Quedó, pues, arreglado con el Sr. Obispo, que Pastrana trabajaría independientemente pintando un cuadro al óleo por ser este el estilo en que podrían conciliarse las cualidades de brevedad y baratura.
      Empezó se a preparar el muro el día 5 de agosto de 1895, después de convenir con el ya expresado Silverio Vázquez y con D. Cleofás Almanza, pintor paisajista alumno de la Escuela Nacional de México, que ayudarían a Pastrana, quien, voluntariamente y sin indicación de persona alguna, quiso ocuparlos por favorecer especialmente al segundo, de lo cual Pastrana se lamentó después porque Almanza no condujo bien, según parece, gastando morosidad y mal desempeño de la parte que tenia encargada, quedando esta llena de incorrecciones, y llegaba muy tarde al trabajo y malgastando el tiempo que debía emplear en él, pasaba las horas en ociosa charla con D. Rafael, amigo de lisonjas, que mas que tarde le valieron a Almanza para obtener el desempeño de dos de los cuadros que se ven al lado de las puertas de Catedral, y por los cuales debía de recibir quinientos pesos. Todo esto llegó a disgustar a Pastrana a términos de quedarse solo el a bosquejar el cuadro, tratando luego de terminarlo rápidamente, pero con conciencia y estudio, concluyéndolo de todo el día 24 de Diciembre del mismo año en que lo había empezado.
      Respecto de la ejecución del cuadro puede decirse, que la mente del artista parece haber sido que la proporción de las figuras estuviese en relación con la magnitud del templo. Así, los viajeros que han visitado Roma refieren, que la pluma de uno de los evangelistas que adornan las pechinas principales de la gran Basílica de San Pedro, semeja una gran lanza de coche, que vista desde abajo parece no traspasar las dimensiones ordinarias de una pluma para escribir. La Catedral de Zacatecas, según queda dicho en otra parte, sin tener las proporciones gigantescas de Basílica Vaticana, es bastante espaciosa, de suerte que la estatura humana se ve muy pequeña bajo sus altas bóvedas; de aquí la necesidad  de pintar grandes a los Apóstoles y todas las figuras de la composición. El modelo que se tuvo a la vista para su ejecución, presenta figuras con formas amplias, robustas y clásicas; parece una composición de la época del Renacimiento, mas bien que de los tiempos del arte netamente cristiano, que es el estilo ojival, cuando se procuraba envolver las formas en místico ropaje, tosco y desaliñado, quizás para hacer olvidar todo lo carnal, espiritualizando el arte en lo posible; mientras revelar las formas del cuerpo humano y dar un bello ideal a las fisonomías y a los ropajes, fue el pensamiento de que fueron en pos los grandes maestros del siglo XVI. Si pues el cuadro del fondo de la Catedral, pintado por Pastrana, no agradó a todos desde un principio, tal vez fue porque muchos ignoran las condiciones en que se le encomendó el trabajo, limitando al artista a ejecutarlo sobre un modelo dado y no dejándole libertad para adquirir el merito de la inventiva, tan necesario en las grandes producciones del humano ingenio. Mas aunque así no fuera, la iglesia en cuestión, por su arquitectura, exige decoración del estilo del Renacimiento, aunque algo alterado por el borriqueño estilo de Churriguera, sin pretender que entren allí para nada las formas y creaciones del arte netamente cristiano, u ojival, de los siglos XII y XV de nuestra era.
      Defecto muy común es que la pintura de decoración de los templos no vaya en consonancia con el estilo arquitectónico de los mismos, debiendo ser bizantina, por ejemplo, la decoración, cuando la arquitectura del templo es de orden bizantino; ojival la decoración cuando el templo mismo sea ojival; decoración del Renacimiento si el edificio también lo es, y así de los demás ordenes y estilos: pero en nuestra Catedral puede decirse que la pintura decorativa es un baturrillo de estilos, creado por el mal gusto de un decorado adocenado, que intentó cubrir los fondos y los arcos con rasgos bizantinos, reservando para las bóvedas y los lunetos una ornamentación de Renacimiento, sin que una ni otra cuadre con el estilo arquitectónico del edificio, el cual no adquirió mas ventajas que el aseo, de que antes carecía, sin que por esto se eche de ver que se hayan invertido las enormes sumas a que se pretende hacer ascender el gasto general de las reparaciones, llegando algunos a decir que han importado cerca de cuarenta mil pesos; aserción exagerada y que quizás pueda reducirse a términos mas aceptables con solo reflexionar que si las balaustradas del presbiterio, forradas con delgadísimas laminas de zinc niquelado, se aseguró que habían costado doce mil pesos, siendo lo cierto que solo costaron dos mil; por inducción debemos juzgar que lo mismo ha sucedido respecto de los gastos generales, que, en ultimo análisis, quedaran reducidos a la mitad de aquella enorme suma.
A más del cuadro de la Asunción, hay otras dos grandes pinturas murales representando la Asunción y la Oración del Huerto; pinturas de escaso merito copiadas servilmente de unos cromos.
      Las cabeceras de las dos naves laterales están ocupadas con altares sobre los cuales se levantan altas portadas de cantera, de orden dórico, estucadas y doradas y en cuyo centro hay grandes nichos, con cristales, donde se veneran, del lado del Evangelio, la imagen del Santísimo Cristo llamado antiguamente de la Parroquia; y del lado de la Epístola, la de Nuestra Señora de los Zacatecas. El largo de las paredes laterales esta ocupado también con tres altares en cada lado, sobre los cuales se levantan también portaditas de cantera, estucadas igualmente y doradas, y de orden corintio. Las estatuas de los santos que adornan esta portadas, sin ser de gran merito, agradan á la vista y son objeto de general veneración.
     Terminadas las naves laterales en dos capillas, colocadas ambas a ambos lados de la puerta de entrada principal. En la del lado del Evangelio, que es la que antiguamente estaba dedicada al Príncipe de los Apóstoles, se venera hoy una imagen de Nuestra Señora del Refugio, que, de algunos años a esta parte tiene mucho culto. La otra capilla situada del lado de la Epístola, es y ha sido siempre el Bautisterio, en cuyo centro  se veía en otro tiempo la valiosa fuente bautismal, orgullo de los zacatecanos, que era todo de plata, y en cuyo interior se leía esta inscripción:
      Esta Pila Bautismal la Donó la Señora Doña Ana Maria de la Campa Cos, Condesa de San Mateo, en Memoria de Haber Recibido las Aguas del Bautismo en el Año de 1801, con la Condición de que si en Algún Tiempo Hubiere Persona que la Mejore, se Pase esta a la Parroquia de Sombrerete: Pesa Dicha Pila 474 Marcos 1 Onza.
Tenia dicha fuente la forma de una granada que se abría en gajos por la parte superior cuando se administraba el Bautismo. Coronaban la parte mas alta dos estatuas de plata maciza, de cerca de cincuenta centímetros cada una y representando las figuras del Salvador y del Bautista, ministrando éste el Bautismo al primero en actitud reverente.
     La rapacidad de una de los corifeos de la Reforma, bien conocido, destruyó esta fuente monumental, y aunque algunos hijos del pueblo se oponían al acto cuando fue públicamente extraída de su lugar, el raptor pretendió justificarse asegurando a los opositores que hacia mas que cumplir la voluntad de la donante, expresada en la inscripción preinserta, según la cual iba a trasladar la fuente de plata a Sombrerete, proponiendo mejorarla con otra de oro, que remplazaría a la antigua. En efecto, el cabecilla, huyendo de las tropas conservadoras, que iban picándole la retaguardia, emprendió la marcha hacia aquel rumbo el llevándose el rico despojo, que poco después, unido al cuantioso robo de la Catedral de Durango, fue fundido todo el rico metal para proporcionar recursos a la Revolución.
     Respecto a la sacristía, poco hay que decir; es un salón espacioso sin ornato alguno, donde están las amplias y antiguas cajoneras que sirven para guardar y para tender los ornamentos sacerdotales.
     Dijimos en otro lugar que esta actual sacristía sirvió en otro tiempo como capilla del Santísimo Cristo, y, por consiguiente como parroquia, hasta que se construyó la que actualmente es la Catedral. Esta sacristía tiene en el centro de una de sus paredes laterales la puerta que conduce al pasadizo que da entrada al vestuario de los canónigos y a la Sala Capitular, de ornamentación sencilla y de cuyos muros penden los retratos de los tres prelados que han ocupado hasta esta fecha la silla episcopal de Zacatecas, siendo los dos primeros unas pinturas de escaso merito en que los Ilmos. SS. Guerra, hermanos, están imperfectamente representados. No así el tercero, que representa al Ilmo. Sr. Portillo; y del cual unos apuntes inéditos y enteramente fidedignos, nos suministran los siguientes datos:
     El día 26 de marzo de 1894, el Pbro. Don Antonio Moreno de los Ríos vio a Pastrana, de parte del Ilmo. Sr. Portillo para que se encargara de la ejecución de un retrato que Su Santidad Ilustrísima quería regalar al Venerable Cabildo: Pastrana se comprometió a hacerlo, pidiendo la suma de ochocientos pesos como precio de su trabajo, procediendo desde luego a hacer sus preparativos y estudio parciales tomando todos los detalles del natural.  Estuvo yendo repetidas veces al antiguo Palacio Episcopal (Hoy Colegio Teresiano), a copiar directamente proporciones del cuerpo, la cabeza y las manos de Su Santidad Ilustrísima, arreglando su composición de la manera siguiente:
     El Sr. Obispo aparece en pie, apoyando la mano derecha sobre un libro, Horce Diurnce, que están sobre una mesa, donde se ostentan tres mitras, simbolizando las tres sillas episcopales que ha ocupado, a saber, la Baja California, Chilapa y Zacatecas; un bonete de obispo; una imagen de San Francisco de Asís, remembranza de la orden religiosa a la cual perteneció, y un crucifijo de porcelana. La mesa se ve cubierta de rico tapete; en el fondo se destaca, en silueta, la Catedral de Zacatecas. El Sr. Obispo, vestido de pontifical, lleva una sotana de alpaca cenicienta, con bonetes de seda carmesí; un roquete de finísimo encaje de Flandes; capa magna, de color de ceniza, con su capisallo de seda carmesí y una hermosa cruz pectoral, con cadena de oro. El fondo lo forma un cortinaje rojo en sombras, levantado de un lado, por donde se ve la falda del cerro de la Bufa y la Iglesia Catedral. Tras del Sr. Obispo hay un sitial, sobre el cual cae la cauda de la capa en desordenados pliegues. A los pies un rico tapete de Persia muy afelpado, completa el hermoso conjunto. Desde el primero hasta el último detalle está escrupulosamente copiado del natural. La fisonomía sonriente del Prelado esta perfectamente ejecutada y ni un solo rasgo hay en el retrato que discrepe en un ápice del original. El día 24 de mayo comenzó a bosquejarse. El día 27 de julio dio el Sr. Portillo una gratificación al artista, terminándose la obra el día 27 del mismo año, y entregándose la obra el día 27 de septiembre del mismo año, y entregándose al Cabildo poco tiempo después por disposición del Prelado. El día 18 de noviembre  de 1898 se mandó el cuadro a México a la Exposición Nacional de Bellas Artes, y mereció los elogios de muchos profesores de la Escuela Nacional de Pintura.

Don Manuel Pastrana.

     D. Manuel Pastrana, hijo legítimo de D. Joaquín Pastrana y de Da. Lucia González, nació en México (Distrito Federal) el día 22 de junio de 1859, siendo bautizado, a los pocos días de su nacimiento, en la Parroquia de San Pablo de la misma ciudad.
     A la edad de once años, es decir, en junio de 1870, ingresó en la Academia de San Carlos (Escuela Nacional de Bellas Artes) a empezar sus estudios preparatorios, los que continuó hasta 1875, en que con motivo de una huelga de estudiantes, su padre dispuso que fuera a la fabrica de vidrios de un tío del joven Pastrana, en la cual solo permaneció seis meses por no agradarle el oficio de vidriero, suspirando siempre por la carrera de la pintura, la que por fin hubo de continuar en 1876.
      El tiempo que duró fuera de la escuela no fue del todo perdido para los estudios artísticos de dicho joven, pues a fines del año de 1875 se examinó en Perspectiva práctica, obteniendo una buena calificación.
       En el año 1877 entró en el primer curso profesional de pintura de figura, bajo la dirección del Sr. D. José Salomé Piña, comprendiendo en ese curso el estudio del claroscuro entre otra materia.
      En 1878 la copia de cuadros.
      En 1879 copia del natural en pintura, pues la copia del natural en dibujo se empieza desde el primer año profesional, haciendo los estudios de noche bajo la dirección del inteligente profesor D. Santiago Rebull.
      En 1880 entró en los cursos de composición, según ley expedida en tiempo de D. Protasio Tagle, Ministro de Justicia è Instrucción Publica.
     1881 pasó a la segunda serie de concursos de composición dibujada, y a la vez ejecuto su primera composición pintada, que según dicha ley, debía ser un estudio del desnudo apropiado a un asunto fijo. Al fin de este año celebró la XX Exposición Nacional de Bellas Artes y el primer centenario de la fundación de la Academia por los Sres. D. Fernando Magnito y D. Jerónimo Gil, bajo la protección del rey Carlos III de España.
      En 1882 seguramente habría seguido en la Academia, aunque desde el año anterior había concluido su carrera; pero habiendo enfermado su padre, fue a sustituirle a la casa de comercio donde estaba destinado; y habiendo aquel muerto en mayo del mismo año, tuvo el joven Manuel que seguir en el destino que dejaba vacante su padre, para de ese modo subvenir a las necesidades de la madre y cuatro hermanos que quedaban en desamparo, hasta que a fines de 1884, dejando el comercio, empezó a explotar la pintura.
     En el mes de noviembre de 1885, fue solicitado para venir como profesor de Dibujo a Zacatecas, donde ha permanecido desde el día 3 de diciembre de ese mismo año, dando cátedras en distintos establecimientos del Gobierno como en el Instituto de Ciencias, la Escuela Normal para Profesoras, la Normal para Profesores, el Hospicio de Niños y el Asilo de Niñas de Guadalupe, dando también clases a domicilio a gran numero de señores y de señorita.
      Sus aptitudes como artista pueden calcularse por las actas de exámenes que se sujetó en la Escuela Nacional de Bellas Artes. Como profesor de Dibujo y de Pintura, puede decirse que el éxito ha coronado sus esfuerzos en bien de la juventud estudiosa, despertando y fomentando en Zacatecas el gusto por el Dibujo. Como pintor ha ejecutado gran número de retratos de personas muy distinguidas, siempre con aplauso, y varios cuadros de asuntos diversos, religiosos y profanos, sobresaliendo entre ellos el gran cuadro mural del fondo del coro de la Catedral, que representa la Asunción de María Santísima, y cuya descripción y crítica queda reseñada poco antes.
                                 Guadalupe; Zac. 7 de Julio de 2008


[1] López de Lara José de Jesús. La catedral de Zacatecas. Editorial Progreso. S. A. México, D. F. 1975.pag. 6
[2] Archivo Histórico del Estado de Zacatecas. Serie: Notarias. Notario Juan José Santos Muro, año de 1750 libro 3, foja 215 vuelta.
[3] Miqueo Gabriel. Breve descripción del Templo, o Iglesia Parroquial Mayor de la muy Noble y Leal Ciudad de Nuestra Señora de los Zacatecas, y sucinta relación de las fiestas con que se solemnizó su Dedicación. En la imprenta del Colegio de S. Ildefonso, año de 1753.” 
[4] Utrera Joseph. De la Compañía de Jesús, Rector de su Colegio. Templo de la Vida, Sermón que en la Dedicación de la Iglesia y Templo Parroquial de la Muy Leal, Ilustre, y Noble Ciudad de Zacatecas, de quien es Titular María Señora Nuestra en el alegre misterio de su Asunción Gloriosa: en la cual es también Patrona de la Famosa Minería. Predicó el 17 de agosto de 1752 el P. Joseph de Utrera de la Compañía de Jesús Rector de su Colegio. Pág. 16.
[5] Bargellini Clara. La Arquitectura de la Plata. Iglesias Monumentales del Centro-Norte de México. 1640-1750. UNAM. Instituto de Investigaciones Estéticas. Turner. Año 1991. Pág.278. 
[6] Archivo Histórico de la Arquidiócesis de Guadalajara. Caja 4. Parroquia de Zacatecas. Año de 1806.
[7] Archivo Parroquial de Zacatecas. (Santo Domingo). Área Disciplinar. Sección Gobierno. Serie Fábrica. Subsidie. Templos, Capillas y Vicarias. 15 de octubre de 1817.
[8] Archivo Parroquial de Zacatecas. (Santo Domingo). Área Disciplinar. Sección Gobierno. Serie Fábrica. Subsidie. Templos, Capillas y Vicarias. Caja 183. 21 de feb. 1737- 7 de julio de 1841. 
[9] Veres Acevedo Laureano. Con Seudónimo de Jaesver. El Mensajero del Corazón de Jesús. Órgano del Apostolado de la Oración y de la Guardia de Honor del Sagrado Corazón de Jesús. En la República Mexicana. (Revista Mensual) Año XXX. (XVII de la Segunda Serie). Tomo XLV. (XXXIV). Marzo de 1904. México, tip. Y lit. “La Europea”, de J. Aguilar y Vera y Cía. (S. en C). Calle de Santa Clara Nº 15. Registrado como Artículo de Segunda Clase. Págs. 309 a 316.
[10] Tenorio Leónides. Manuscrito. Archivo Histórico de la Catedral de Zacatecas. Pág. 3
[11] Jaesver. El Mensajero del Corazón de Jesús. Obra citada.
[12]  Archivo Parroquial de Zacatecas. (Santo Domingo). Área Disciplinar. Sección Gobierno. Serie Fábrica. Subsidie. Templos, Capillas y Vicarias. Caja 183. año de 1843.
[13] Leónides Tenorio. Manuscrito. Obra citada.
[14] Jaesver. Obra citada.
[15] Archivo Parroquial de Zacatecas. (Santo Domingo). Área Disciplinar. Sección Gobierno. Serie Fábrica. Subsidie. Templos, Capillas y Vicarias. Caja 183. 21 de feb. 1737- 7 de julio de 1841.
[16] La Voz de la Religión. Segunda época. Periódico Religioso y Social, Científico y Literario. Tom. II.- Núm. 45. México. Imprenta del Periódico. Calle de san José el Real, núm. 13. Miércoles 4 de junio de 1851. Pág. 715.
[17] Leónides Tenorio. Manuscrito. Archivo Histórico de la Catedral de Zacatecas. Pág. 6
[18] Tiscareño Fr. Ángel de los Dolores. El Colegio de Guadalupe. Tomo primero. Parte 1° México. Tip. José María Mellado. Calle de Chavarría núm. 6. 1903. pag. 415.
[19] Tiscareño. Obra citada. Pág. 419.
[20] Jaesver. Pág. 315.
[21] Orozco Contreras Canónigo Luís Enrique. Iconografía Mariana de la Provincia Eclesiástica de Guadalajara. Tomo VII. Virgo Clemens. Año de 1981. Pág. 20.
[22] Ídem.
[23] Ídem.
[24] Bargellini Clara. La Arquitectura de la Plata. Iglesias Monumentales del Centro-Norte de México. 1640-1750. UNAM. Instituto de Investigaciones Estéticas. Turner. Año 1991. Pág.280.  



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