Historia del antiguo Retablo Mayor de la Catedral
de Zacatecas.
Por Bernardo del Hoyo Calzada.
Cronología de acontecimientos importantes sobre el retablo mayor de la
Catedral de Zacatecas.
1736.- Monseñor José de Jesús López de
Lara nos dice que el proyecto de la actual catedral, es posterior a 1718 y
anterior a 1731 y que la nueva construcción sufre un incendio en 1736.[1]
En este incendio se quemaron además del retablo, las imágenes del Santo Cristo
de la Parroquia y la de Nuestra Señora de los Zacatecas, y se hicieron nuevas
imágenes al reconstruir la Parroquia que hoy conocemos.
1750.- En este año don Cosme Sánchez de
Lodosa otorgó testamento[2]
y en la clausula 8ª, nos dice:
“Y
también es mi voluntad que así mismo se aparte y segregue de mi caudal la
cantidad de un mil pesos, la misma que asigno a beneficio de dicha Iglesia
Parroquial Mayor de esta ciudad para la obra del nuevo colateral mayor que esta
para fabricarse, la misma que se entregue por mis albaceas, para que se cumpla
y efectué lo referido por ser mi voluntad, que declaro para que conste”.
Pero, en este mismo testamento manifiesta
en otra cláusula, que los mil pesos para ayuda del colateral mayor,
“…no se debe entender así pues su voluntad
del otorgante que dichos un mil pesos sea a beneficio de dicha Iglesia, pero en
la obra y colateral de la Sacratísima Virgen María Nuestra Señora de los
Zacatecas que se venera en su Iglesia Parroquial de esta Ciudad cuando se haya
de mudar dicho colateral”.
Sea
cual fuere el colateral, este documento nos dice que ya se pretendía hacer el
nuevo Colateral o Retablo Mayor de la Parroquia.
1752.- La Catedral de Zacatecas, se dedicó
como Parroquia Mayor el 14 de agosto del año de 1752, con un triduo, y el Padre
Bachiller D. Gabriel Miqueo, publicó una breve descripción del templo
Parroquial[3],
también se publicaron tres sermones, uno de ellos del Jesuita Joseph de Utrera[4],
y dice sobre la Parroquia Mayor:
“Dedicase este Templo, estando todavía sin
acabar perfectamente, pues (como vemos) le falta el retablo mayor, le faltan varios
colaterales, le falta el adorno interior y el exterior de una de sus portadas,
y le falta la mayor parte de sus torres”.
1759.- Para este año según Clara
Bargellini[5]
en su libro nos dice que ya estaba el colateral para este año de 1759, además
nos dice Clara que el Colateral del Altar Mayor tenía las siguientes
esculturas:
“El Apóstol San Pedro, los cuatro Evangelistas a los lados, en medio
una imagen de Nuestra Señora a quien coronan dos ángeles, los doce Apóstoles,
Señor San José, Los Cuatro Doctores, un sello de plata en que está forrado el
torno por fuera”.
1806.- Por una carta que le mando el Sr.
Cura de Zacatecas Vicente Ramírez al Ilustrísimo Señor Obispo de Guadalajara
Dr. D. Juan Cruz Ruiz de Cabañas sabemos que fue desensamblado el primero de
los colaterales dorados del siglo XVIII que tenia la Parroquia Mayor de
Zacatecas, para construir uno de cantera, que es el que tiene actualmente, y
dicho documento dice así:
“Hubiera inmediatamente que Vuestra Señoría
Ilustrísima me ordenó, remitiéndole las medidas de la altura, y ancho del hueco
donde ha de acomodarse el corateral que pretenden fabricar los Mayordomos, y
Cofrades de la Cofradía del Santo Cristo de esta Parroquia, y para cuya
información, ha concedido V. S. Y. su licencia. Mas he omitidolo, por haberse
encargado D. Marcelo José de Anza de mandar, según dichas medidas, como
efectivamente mandó el diseño, o mapa, cuyo autor fue Don Manuel Tolsa, e
inmediatamente, que tenga conducta segura remitiré a V. S. Y. para que siendo
de su superior agrado, se haga según dicho diseño el corateral; y si no se
quite, o añada, lo que le parezca conveniente. Dios guarde la importante vida
de V. S. Y. los muchos años que para nuestro amparo le decimos todos sus
súbditos. Zacatecas, Abril 13 de 1806. Beso la mano de V. S. Y su más humilde
súbdito atento reconocido servidor y capellán. Vicente Ramírez”[6].
Entiéndase que corateral o colateral, es
lo mismo.
1817.- El 15 de octubre de este año, nos
dice un inventario que:
“El
Santo Cristo con la imagen del Divinismo Señor en vidriera, todo su colateral
de piedra, etc.”. [7]
1823.- Por uno de los inventarios que se
hicieron en este año de 1823 [8]
sabemos que el altar mayor no fue destruido cuando se hizo el colateral de
cantera al Santo Cristo de la Parroquia, obra de Tolsa, y este documento en
parte nos dice:
“El altar mayor tiene su colateral de madera con las estatuas
siguientes: El Apóstol San Pedro; los cuatro evangelistas a los lados, y en
medio una Imagen de María Santísima a quien coronan dos ángeles; los doce
Apóstoles: Señor San José con una coronita de plata muy delgada; los cuatro
Doctores: un torno de madera forrado en terciopelo azul con chapa de plata, en
los ambones dos espejos con marcos de cristal que son pertenecientes a la casa
de Don Manuel Rétegui”.
1837.- En octubre de este año, por orden
del señor Cura, Dr. D. José María Gil, el arquitecto D. Encarnación Ríos había
inspeccionado el cimborrio de la iglesia parroquial, que parecía amenazar
ruina, y formado el presupuesto de la que costaría su reposición[9].
1840.- En este año se comenzó a hacer el
retablo o colateral de cantera a Nuestra Señora de los Remedios de los
Zacatecas, imitando al retablo del Santo Cristo[10].
Y demoro 16 años, según Leónides tenorio.
1841.- El lunes 22 de Febrero de este año,
fue consagrada la Iglesia Parroquial por el Ilustrísimo Señor D. Fr. Francisco García
Diego, primer Obispo de California y Religioso del Colegio Apostólico de
Guadalupe[11]
1843.- En este año los Señores Curas
manifestaban en un inventario lo siguiente[12]:
“La
Iglesia de tres naves con cimborrio el que esta rajado, y abierto por todas sus
partes, por lo mismo que se advierte en las tres naves cuyas bóvedas
deterioradas tanto por lo dicho como por el desaliño en el blanqueo y color
necesita mas pronto compostura. El Colateral del Altar Mayor que así como los
otros es de madera con las estatuas siguientes: el Apóstol San Pedro, los
cuatro Evangelista, a los lados, en medio una imagen de Nuestra Señora a quien
coronan dos Ángeles; los doce Apóstoles, señor San José, los cuatro Doctores,
un sello de plata en que esta forrado el torno por fuera”.
Aunque dice el inventario que todos eran de madera, hay que hacer notar
por el inventario de 1817, que el retablo del Santo Cristo era de cantera.
1845.- En este año se llevó a efecto la obra de la cúpula y
cimborrio. Y ya existían en la iglesia
dos colaterales de cantera, la del Santísimo Cristo y el de los Santos Crispín
y Crispiniano. Nos dice Jaesver:
“A
fin de que en esto hubiese uniformidad y el ornato del templo correspondiera al
gusto de la época, se juzgó conveniente no solo renovar el cimborrio, sino
además substituir los antiguos colaterales de madera por otros de cantera, y
reformar el ornato general de la iglesia, no obstante que <el templo estaba
suntuosamente decorado según el gusto antiguo> y que <el oro y la plata
en maravillosa abundancia resplandecían en sus altares.>”.
1845.- En este año, el Domingo de
Resurrección estaban en la solemnidad de la misa, (misa nueva) del señor
presbítero D. Juan de la Cruz Landeros cuando estaban sentados los Padres a la
hora de la Gloria, cayó una costra grande de mezcla del cimborrio y dio sobre
el entarimado que estaba puesto adelante del monumento pues el monumento era
grande de perspectiva todo de madera estando los Padres sentados a la hora de
la Gloria cayó la mezcla adelante y atrás de los Padres, no les sucedió nada.
Procedieron a examinar la cúpula del
cimborrio por los señores D. Pedro Ramírez y D. José Benavides personas
particulares con el arquitecto Don Pablo Rúelas quien declaro que amenazaba
ruina y que quería caer. Para comenzar la obra de echar el cimborrio abajo y
levantar el nuevo dispusieron que se trasladaran las imágenes del Santo Cristo,
Nuestra Señora de los Zacatecas, Nuestra señora del Patrocinio, que estaba en
la Parroquia por haberse hallado por causas de la guerra de los Yankis que bajó
el día 26 de octubre de este mismo año de 1845; al mismo tiempo Sr. San Pedro
(que presidia la procesión) su majestad bajo de Bari palio, y luego la tropa,
en fin al año siguiente fue dicha traslación a Santo Domingo, siendo cura el
Sr. D. Ignacio de la Cueva[13].
Aunque no lo dice Leónides Tenorio, también se debió de trasladar la imagen de
la Asunción.
1846.- Para este año el día 19 de
Diciembre, la cúpula del cimborrio estaba ya completamente cerrada; y no
quedaba en la iglesia más colateral de madera, que el de la capilla de San
Pedro Apóstol, que hoy es la de Nuestra Señora del Refugio, el cual en febrero
de 1853 cedió su lugar al de cantera que actualmente tiene la referida capilla[14].
Y por estos mismos años encontramos en
otro inventario sin fecha[15]
que dice que en el altar de Nuestra Señora de Guadalupe se encontraban los doce
apóstoles que antes estaban en el altar mayor con la imagen de la Asunción, y
en el altar del Santo Cristo dos imágenes de talla y cuatro medallones de
madera que eran del colateral mayor. Por lo que se comprende que este colateral
fue desmantelado ó desensamblado, y no se quemó como se ha dicho.
1849.- En este año se trasladaron las
imágenes y el Santísimo Sacramento, de Santo Domingo a la Parroquia Mayor.
1851.- En este año se publicó en la ciudad
de México lo siguiente:
“Por ahora debe también saber el Sr. V. A. R.
que en el desprendimiento del actual señor cura ha cabido contribuir de su
peculio con cerca de dos mil pesos para la obra material de la parroquia y
compostura de ese pedazo del antiguo y esplendoroso monumento: esta acción la
refiero porque se tacha de mezquina la conducta de un hombre respetable que ha
consagrado a Dios sus años y las postreras tareas de su vida.
No cabe duda en la conveniencia que resulta sobre que el curato esté
siempre abierto, y así lo desea el actual encargado: ¿acaso es culpa suya de
que no se verifique? ¿Comprende el Sr. V. A. R. las dificultades que se
presentan para las provisiones á virtud de la escases de sacerdotes? Mas si esa
indicación se dirige como una especie de reproche al Sr. Jiménez, porque sus
afanes no correspondan á los deseos del articulista, puede creer que cualquiera
que venga, no podrá hacer maravillas, y que tendrá que someterse á las
circunstancias en que se encuentre. Reedificar los altares y hacer mejoras en
la parroquia, que impropiamente se llama arruinada, no es cosa de poca
importancia, según lo conocerá todo inteligente.
Por último, no será importuno recordarle que esa falta de cálculo en
la destrucción de los colaterales y de la antigua cúpula de la parroquia, no
estuvo de parte de la autoridad eclesiástica, que se hallaba depositada en el
actual cura al emprenderse aquella reforma, sino de la autoridad secular que
siguiendo la opinión de algunas personas, la promovió como medida precautoria
de un funesto suceso, y con la esperanza de que habría recursos para reedificar
los altares oportunamente.-Los tiempos han venido aciagos: la población de
Zacatecas ha desmerecido por la falta de trabajo: las epidemias y las
necesidades han puesto el colmo a la desgracia pública; y no es por cierto en
estos momentos que sea posible una magnificencia digna que todos desean para el
templo de Dios. Basta por hoy para dejar satisfecho el celo piadoso del Sr. V.
A. R. a quien aun no puedo suponer animado de otra clase de intenciones.- F. J.
C.”[16]
1852.-En este año, nos sigue diciendo
Jaesver:
“en
vez del colateral que debía construirse al fondo de la referida nave, se hizo
levantar en el centro del nuevo presbiterio un hermoso ciprés con cuatro altares, que dedicó á la Asunción
de la Santísima Virgen María, a San José, y a los Santos Joaquín y Ana, cuyas
imágenes estaban colocadas en los nichos del segundo cuerpo, que miran
respectivamente a la puerta principal del templo, a la nave del Santísimo
Cristo, y a la nave de Nuestra Señora de los Zacatecas”.
1852.- El 29 de septiembre se comenzó a
labrar la cantera del ciprés.
1853.- El día dos de enero comenzaron a
abrirse el cimiento para sentar el ciprés, el cimiento quedo a la profundidad
de una viga de marca, hasta encontrar la arena del arroyo. El rendido del
cimiento de piedra y mezcla hasta la superficie importó cinco mil pesos. La
primera piedra que se bendijo del ciprés fue el día 12 de febrero de 1853. Y se
colocó la última piedra del ciprés el día 22 de septiembre del mismo año de
1853. Al día siguiente se comenzaron a dorar y se concluyó el dorado el día 14 de
junio del siguiente año de 1854. El arquitecto que se entendió con la obra del
ciprés fue Albino Gómez Alafror[17].
1881.- el 29 de agosto cayó un rayo en la
Catedral, dando el primer golpe en la linternilla de la torre, de donde pasó á
la linternilla del cimborrio, pegándole a la cruz de fierro que en ella está;
luego rompiendo el alambrado y el vidrio de una de las ventanas de la misma
linternilla, entró á la iglesia, y chocando contra uno de los ángeles que
estaban a los lados de una gran esfera, que había como remate del antiguo
ciprés, descendió por las estrías doradas de las columnas del mismo ciprés
hasta la ínfima grada, donde se perdió, no sin haber hecho pedazos y destruido
a su paso, cornisas, molduras, dorado y cuanto tocó, causando grande espanto a
los canónigos, que a ese tiempo se hallaban en coro[18].
1895.- Se empezó a preparar el muro el 5
de agosto para que el pintor Manuel Pastrana realizara en el muro donde estaba
el antiguo Retablo Mayor, ahora de Catedral, una pintura mural a la Asunción de
María con su Apostolado[19].
(Ver apéndice documental sobre esta pintura).
1895.- Este año se sustituyó el majestuoso
ciprés antiguo de dos cuerpos, por otro pequeño de un solo cuerpo, compuesto de
un sotabanco, dos gradas y un pedestal, todo de cantera decorado con pintura al
oleo, imitando mármol blanco[20].
1899.- El tercer Obispo de Zacatecas Fr.
Buenaventura del Purísimo Corazón de María Portillo, O. F. M. (Orden de Frailes
Menores), que administro este obispado de 1889 a 1899, al decorar todo su
interior retiró el ciprés no abstente
las protestas del vecindario.[21]
1910 – 1920.- En estos años el quinto
Obispo de Zacatecas Dr. D. Miguel de la Mora, colocó en el presbiterio sobre el
sencillo altar, otro ciprés de mármol blanco de Carrara.[22]
Al colocar este ciprés y poner el coro para los canónigos, se quito el mural de
Pastrana.
1950.- Por estos años el séptimo obispo de
Zacatecas Dr. D. Francisco Javier Nuño lo retiro, y hoy se encuentra en una de
las bodegas del museo Rafael Coronel.[23]
Clara Bargellini nos dice:
“En
las restauraciones de 1964-65 se ejecutaron varios trabajos. Se levantó el piso
de madera y se destruyó el ciprés de 1910 de mármol de Carrara, ónix y bronce”.[24]
Apéndice Documental.
Nos dice Fr. Ángel de los
Dolores Tiscareño, sobre la pintura mural de Nuestra Señora de la Asunción en
la Catedral del Zacatecas lo siguiente: “En el año de 1893 se hizo la
reoposición del entarimado de Catedral, empleándose en él una parte de la
madera que de años atrás estaba guardada en la bóveda de San Pedro, para
durmientes, y duelas de madera- compradas en la maderería con limosnas
ofrecidas al Sr. Obispo Portillo para ese objeto.
El año siguiente, 1894, al empezar la cuaresma y a mediados del mes de
Febrero, dispuso el mismo Obispo que se trasladase el coro de los canónigos a
Santo Domingo, para dar principio a las reparaciones y mejoras del interior de
Catedral, acerca de las cuales mejoras vamos a transcribir casi textualmente un
noticia muy minuciosa y autentica, seguida del juicio pericial de un profesor
competente. Dice así: <En ese mismo año (1894) estando Pastrana ejecutando
el retrato del Sr. Obispo, que actualmente se ve en la Sala Capitular de la
Catedral, en una de las conversaciones que Su Santidad Ilustrísima solía
mantener con el artista durante su trabajo, le manifestó los deseos que tenia
de que el mismo fuese quien se encargara de la ejecución del cuadro mural que
adorna hoy el fondo superior del coro de los canónigos en la Catedral, y que a
ese fin fuese pensando en el asunto de la composición, que a ese objeto debería
servir. Lo cual oído por el Sr. Pastrana, dio ésta traza inmediatamente de
obsequiar los deseos del Prelado, presentándole a pocos días un croquis
original, cuyos detalles eran estos: En la parte más alta una figura
representando al Padre Eterno sobre nubes y en actitud de abrir los brazos para
recibir a María Santísima, que arrodillada en refulgente nube é indicando por
la posición de la cabeza y los brazos el celestial arrobamiento, encaminábase
ascendiendo hacia el Ser divino, que con amor paterno la invitaba. Grandes
grupos de Ángeles rodeaban el trono nebuloso del Eterno y la radiante figura de
María, unos llevando en las manos instrumentos músicos, cual si quisiesen
organizar celestial orquesta, y otros, en ademán de empujar los cúmulos que
soportaban la ideal figura de la Virgen María, manifestaban en su complexión
vigorosa, emplear grande esfuerzo. En la parte inferior y a los lados, de pie y
en actitud de adoración, dos grandes figuras se destacaban representando a San
Buenaventura y al Sumo Pontífice Pío IX, el primero como santo cuyo nombre
lleva el Sr. Obispo, y el segundo por ser la personificación del culto de María
en los tiempos modernos, como autor de la declaración dogmática de la
inmaculada Concepción.
Tal era el pensamiento que
deseaba desarrollar el artista, expresándolo así en una larga carta, en la
cual, con menudísimo detalles, le hacia presente á Su Santidad Ilustrísima todo
lo que se necesitaba para conducir á buen termino la obra proyectada, y
proponiéndole los diversos estilos de pintura propios para la ejecución del
cuadro, con indicación de los diferentes precios y condiciones á que podría
ajustarse, según que se conviniera en que la pintura fuese al fresco, al temple
ó al óleo. Pero, ya sea por versatilidad de carácter, ya porque ejerciese en su
animo algún influjo el Sr. Rafael León, á cuyo cargo estaban los trabajos de
reparación y decorado de la Catedral, el Sr. Obispo contestó que ya no pensaba
por entonces en que el cuadro se pintara por parecerle caro el precio y
dilataba la obra. Pastrana, por delicadeza, no volvió á hablar mas del asunto.
Más un día que trabajaba
en su gabinete pintando algo por mero estudio y pensamiento, se le presentó de
improviso un pintor de fachadas llamado Silverio Vázquez, diciéndole: -
<Señor, vengo a ver a usted por si quiere pintar un cuadro al óleo en el
fondo de la Catedral, pues D. Rafael me ha propuesto que me encargue de su
ejecución; pero yo no me animo porque, como usted no ignora, yo no sé pintar
figura humana. Así es que, si usted se resuelve, yo le ayudare a usted en lo
que me ocupe, y usted me dará lo que guste. Dan por la obra seiscientos
pesos.> Y diciendo esto, enseñole una estampa mal dibujada y peor grabada,
que el Sr. León había arrancado de un Misal, para que conforme a ella se
ejecutara el cuadro. Y aunque la composición en si no era del todo mala,
algunas figuras del grupo afectaban actitudes no muy propias para exhibirse en
un lugar sagrado.
Pastrana, pues, le
contestó a Silverio, que se encargaría del trabajo, pero sin sujetarse á la
dirección de personas incompetentes. Y formando desde luego un boceto en el
cual corrigiendo lo malo que había en el modelo, se aprovechaba el grupo de la
parte inferior, sustituyendo algunas de sus figuras por otras tomadas del
cuadro de la Asunción del Ticiano; y una vez terminado el boceto, fue
presentado al Sr. Obispo, quien manifestándose muy complacido, dio su
aprobación, muy a pesar tal vez de D. Rafael que manifestaba oposición, no se
sabe si por alguna secreta antipatía hacia Pastrana ó por tener conciencia de
su inferioridad como artista, puesto que, aunque acostumbraba tomar a su cargo
la dirección de obras de este genero, no es profesor, ni ha cursado las
escuelas, ni entiende en rigor las reglas del arte, sino que de un modo
puramente practico sigue algunas rutinas tradicionales que los maestros
reprueban como incapaces de producir la verdadera belleza artística. Quedó,
pues, arreglado con el Sr. Obispo, que Pastrana trabajaría independientemente
pintando un cuadro al óleo por ser este el estilo en que podrían conciliarse
las cualidades de brevedad y baratura.
Empezó se a preparar el
muro el día 5 de agosto de 1895, después de convenir con el ya expresado
Silverio Vázquez y con D. Cleofás Almanza, pintor paisajista alumno de la
Escuela Nacional de México, que ayudarían a Pastrana, quien, voluntariamente y
sin indicación de persona alguna, quiso ocuparlos por favorecer especialmente
al segundo, de lo cual Pastrana se lamentó después porque Almanza no condujo
bien, según parece, gastando morosidad y mal desempeño de la parte que tenia
encargada, quedando esta llena de incorrecciones, y llegaba muy tarde al
trabajo y malgastando el tiempo que debía emplear en él, pasaba las horas en
ociosa charla con D. Rafael, amigo de lisonjas, que mas que tarde le valieron a
Almanza para obtener el desempeño de dos de los cuadros que se ven al lado de
las puertas de Catedral, y por los cuales debía de recibir quinientos pesos.
Todo esto llegó a disgustar a Pastrana a términos de quedarse solo el a
bosquejar el cuadro, tratando luego de terminarlo rápidamente, pero con
conciencia y estudio, concluyéndolo de todo el día 24 de Diciembre del mismo
año en que lo había empezado.
Respecto de la ejecución
del cuadro puede decirse, que la mente del artista parece haber sido que la
proporción de las figuras estuviese en relación con la magnitud del templo.
Así, los viajeros que han visitado Roma refieren, que la pluma de uno de los
evangelistas que adornan las pechinas principales de la gran Basílica de San
Pedro, semeja una gran lanza de coche, que vista desde abajo parece no
traspasar las dimensiones ordinarias de una pluma para escribir. La Catedral de
Zacatecas, según queda dicho en otra parte, sin tener las proporciones gigantescas
de Basílica Vaticana, es bastante espaciosa, de suerte que la estatura humana
se ve muy pequeña bajo sus altas bóvedas; de aquí la necesidad de pintar grandes a los Apóstoles y todas las
figuras de la composición. El modelo que se tuvo a la vista para su ejecución,
presenta figuras con formas amplias, robustas y clásicas; parece una
composición de la época del Renacimiento, mas bien que de los tiempos del arte
netamente cristiano, que es el estilo ojival, cuando se procuraba envolver las
formas en místico ropaje, tosco y desaliñado, quizás para hacer olvidar todo lo
carnal, espiritualizando el arte en lo posible; mientras revelar las formas del
cuerpo humano y dar un bello ideal a las fisonomías y a los ropajes, fue el
pensamiento de que fueron en pos los grandes maestros del siglo XVI. Si pues el
cuadro del fondo de la Catedral, pintado por Pastrana, no agradó a todos desde
un principio, tal vez fue porque muchos ignoran las condiciones en que se le
encomendó el trabajo, limitando al artista a ejecutarlo sobre un modelo dado y
no dejándole libertad para adquirir el merito de la inventiva, tan necesario en
las grandes producciones del humano ingenio. Mas aunque así no fuera, la
iglesia en cuestión, por su arquitectura, exige decoración del estilo del Renacimiento,
aunque algo alterado por el borriqueño estilo de Churriguera, sin pretender que
entren allí para nada las formas y creaciones del arte netamente cristiano, u
ojival, de los siglos XII y XV de nuestra era.
Defecto muy común es que la
pintura de decoración de los templos no vaya en consonancia con el estilo
arquitectónico de los mismos, debiendo ser bizantina, por ejemplo, la
decoración, cuando la arquitectura del templo es de orden bizantino; ojival la
decoración cuando el templo mismo sea ojival; decoración del Renacimiento si el
edificio también lo es, y así de los demás ordenes y estilos: pero en nuestra
Catedral puede decirse que la pintura decorativa es un baturrillo de estilos,
creado por el mal gusto de un decorado adocenado, que intentó cubrir los fondos
y los arcos con rasgos bizantinos, reservando para las bóvedas y los lunetos
una ornamentación de Renacimiento, sin que una ni otra cuadre con el estilo
arquitectónico del edificio, el cual no adquirió mas ventajas que el aseo, de
que antes carecía, sin que por esto se eche de ver que se hayan invertido las
enormes sumas a que se pretende hacer ascender el gasto general de las
reparaciones, llegando algunos a decir que han importado cerca de cuarenta mil
pesos; aserción exagerada y que quizás pueda reducirse a términos mas
aceptables con solo reflexionar que si las balaustradas del presbiterio,
forradas con delgadísimas laminas de zinc niquelado, se aseguró que habían
costado doce mil pesos, siendo lo cierto que solo costaron dos mil; por
inducción debemos juzgar que lo mismo ha sucedido respecto de los gastos
generales, que, en ultimo análisis, quedaran reducidos a la mitad de aquella
enorme suma.
A más del cuadro de la Asunción, hay otras dos grandes pinturas
murales representando la Asunción y la Oración del Huerto; pinturas de escaso
merito copiadas servilmente de unos cromos.
Las cabeceras de las dos
naves laterales están ocupadas con altares sobre los cuales se levantan altas
portadas de cantera, de orden dórico, estucadas y doradas y en cuyo centro hay
grandes nichos, con cristales, donde se veneran, del lado del Evangelio, la
imagen del Santísimo Cristo llamado antiguamente de la Parroquia; y del lado de
la Epístola, la de Nuestra Señora de los Zacatecas. El largo de las paredes
laterales esta ocupado también con tres altares en cada lado, sobre los cuales
se levantan también portaditas de cantera, estucadas igualmente y doradas, y de
orden corintio. Las estatuas de los santos que adornan esta portadas, sin ser
de gran merito, agradan á la vista y son objeto de general veneración.
Terminadas las naves
laterales en dos capillas, colocadas ambas a ambos lados de la puerta de
entrada principal. En la del lado del Evangelio, que es la que antiguamente
estaba dedicada al Príncipe de los Apóstoles, se venera hoy una imagen de
Nuestra Señora del Refugio, que, de algunos años a esta parte tiene mucho
culto. La otra capilla situada del lado de la Epístola, es y ha sido siempre el
Bautisterio, en cuyo centro se veía en
otro tiempo la valiosa fuente bautismal, orgullo de los zacatecanos, que era
todo de plata, y en cuyo interior se leía esta inscripción:
Esta Pila Bautismal la
Donó la Señora Doña Ana Maria de la Campa Cos, Condesa de San Mateo, en Memoria
de Haber Recibido las Aguas del Bautismo en el Año de 1801, con la Condición de
que si en Algún Tiempo Hubiere Persona que la Mejore, se Pase esta a la
Parroquia de Sombrerete: Pesa Dicha Pila 474 Marcos 1 Onza.
Tenia dicha fuente la forma de una granada que se abría en gajos por
la parte superior cuando se administraba el Bautismo. Coronaban la parte mas
alta dos estatuas de plata maciza, de cerca de cincuenta centímetros cada una y
representando las figuras del Salvador y del Bautista, ministrando éste el
Bautismo al primero en actitud reverente.
La rapacidad de una de los
corifeos de la Reforma, bien conocido, destruyó esta fuente monumental, y
aunque algunos hijos del pueblo se oponían al acto cuando fue públicamente
extraída de su lugar, el raptor pretendió justificarse asegurando a los
opositores que hacia mas que cumplir la voluntad de la donante, expresada en la
inscripción preinserta, según la cual iba a trasladar la fuente de plata a
Sombrerete, proponiendo mejorarla con otra de oro, que remplazaría a la antigua.
En efecto, el cabecilla, huyendo de las tropas conservadoras, que iban
picándole la retaguardia, emprendió la marcha hacia aquel rumbo el llevándose
el rico despojo, que poco después, unido al cuantioso robo de la Catedral de
Durango, fue fundido todo el rico metal para proporcionar recursos a la
Revolución.
Respecto a la sacristía,
poco hay que decir; es un salón espacioso sin ornato alguno, donde están las
amplias y antiguas cajoneras que sirven para guardar y para tender los
ornamentos sacerdotales.
Dijimos en otro lugar que
esta actual sacristía sirvió en otro tiempo como capilla del Santísimo Cristo,
y, por consiguiente como parroquia, hasta que se construyó la que actualmente
es la Catedral. Esta sacristía tiene en el centro de una de sus paredes
laterales la puerta que conduce al pasadizo que da entrada al vestuario de los
canónigos y a la Sala Capitular, de ornamentación sencilla y de cuyos muros
penden los retratos de los tres prelados que han ocupado hasta esta fecha la
silla episcopal de Zacatecas, siendo los dos primeros unas pinturas de escaso
merito en que los Ilmos. SS. Guerra, hermanos, están imperfectamente
representados. No así el tercero, que representa al Ilmo. Sr. Portillo; y del
cual unos apuntes inéditos y enteramente fidedignos, nos suministran los
siguientes datos:
El día 26 de marzo de 1894,
el Pbro. Don Antonio Moreno de los Ríos vio a Pastrana, de parte del Ilmo. Sr.
Portillo para que se encargara de la ejecución de un retrato que Su Santidad
Ilustrísima quería regalar al Venerable Cabildo: Pastrana se comprometió a
hacerlo, pidiendo la suma de ochocientos pesos como precio de su trabajo,
procediendo desde luego a hacer sus preparativos y estudio parciales tomando
todos los detalles del natural. Estuvo
yendo repetidas veces al antiguo Palacio Episcopal (Hoy Colegio Teresiano), a
copiar directamente proporciones del cuerpo, la cabeza y las manos de Su
Santidad Ilustrísima, arreglando su composición de la manera siguiente:
El Sr. Obispo aparece en
pie, apoyando la mano derecha sobre un libro, Horce Diurnce, que están sobre
una mesa, donde se ostentan tres mitras, simbolizando las tres sillas
episcopales que ha ocupado, a saber, la Baja California, Chilapa y Zacatecas; un
bonete de obispo; una imagen de San Francisco de Asís, remembranza de la orden
religiosa a la cual perteneció, y un crucifijo de porcelana. La mesa se ve
cubierta de rico tapete; en el fondo se destaca, en silueta, la Catedral de
Zacatecas. El Sr. Obispo, vestido de pontifical, lleva una sotana de alpaca
cenicienta, con bonetes de seda carmesí; un roquete de finísimo encaje de
Flandes; capa magna, de color de ceniza, con su capisallo de seda carmesí y una
hermosa cruz pectoral, con cadena de oro. El fondo lo forma un cortinaje rojo
en sombras, levantado de un lado, por donde se ve la falda del cerro de la Bufa
y la Iglesia Catedral. Tras del Sr. Obispo hay un sitial, sobre el cual cae la
cauda de la capa en desordenados pliegues. A los pies un rico tapete de Persia
muy afelpado, completa el hermoso conjunto. Desde el primero hasta el último
detalle está escrupulosamente copiado del natural. La fisonomía sonriente del
Prelado esta perfectamente ejecutada y ni un solo rasgo hay en el retrato que
discrepe en un ápice del original. El día 24 de mayo comenzó a bosquejarse. El
día 27 de julio dio el Sr. Portillo una gratificación al artista, terminándose
la obra el día 27 del mismo año, y entregándose la obra el día 27 de septiembre
del mismo año, y entregándose al Cabildo poco tiempo después por disposición
del Prelado. El día 18 de noviembre de
1898 se mandó el cuadro a México a la Exposición Nacional de Bellas Artes, y
mereció los elogios de muchos profesores de la Escuela Nacional de Pintura.
Don Manuel Pastrana. |
D. Manuel Pastrana, hijo
legítimo de D. Joaquín Pastrana y de Da. Lucia González, nació en México
(Distrito Federal) el día 22 de junio de 1859, siendo bautizado, a los pocos
días de su nacimiento, en la Parroquia de San Pablo de la misma ciudad.
A la edad de once años, es
decir, en junio de 1870, ingresó en la Academia de San Carlos (Escuela Nacional
de Bellas Artes) a empezar sus estudios preparatorios, los que continuó hasta
1875, en que con motivo de una huelga de estudiantes, su padre dispuso que
fuera a la fabrica de vidrios de un tío del joven Pastrana, en la cual solo
permaneció seis meses por no agradarle el oficio de vidriero, suspirando
siempre por la carrera de la pintura, la que por fin hubo de continuar en 1876.
El tiempo que duró fuera
de la escuela no fue del todo perdido para los estudios artísticos de dicho
joven, pues a fines del año de 1875 se examinó en Perspectiva práctica,
obteniendo una buena calificación.
En el año 1877 entró en
el primer curso profesional de pintura de figura, bajo la dirección del Sr. D.
José Salomé Piña, comprendiendo en ese curso el estudio del claroscuro entre
otra materia.
En 1878 la copia de
cuadros.
En 1879 copia del natural
en pintura, pues la copia del natural en dibujo se empieza desde el primer año
profesional, haciendo los estudios de noche bajo la dirección del inteligente
profesor D. Santiago Rebull.
En 1880 entró en los
cursos de composición, según ley expedida en tiempo de D. Protasio Tagle,
Ministro de Justicia è Instrucción Publica.
1881 pasó a la segunda serie de concursos de
composición dibujada, y a la vez ejecuto su primera composición pintada, que
según dicha ley, debía ser un estudio del desnudo apropiado a un asunto fijo.
Al fin de este año celebró la XX Exposición Nacional de Bellas Artes y el
primer centenario de la fundación de la Academia por los Sres. D. Fernando
Magnito y D. Jerónimo Gil, bajo la protección del rey Carlos III de España.
En 1882 seguramente habría
seguido en la Academia, aunque desde el año anterior había concluido su
carrera; pero habiendo enfermado su padre, fue a sustituirle a la casa de
comercio donde estaba destinado; y habiendo aquel muerto en mayo del mismo año,
tuvo el joven Manuel que seguir en el destino que dejaba vacante su padre, para
de ese modo subvenir a las necesidades de la madre y cuatro hermanos que
quedaban en desamparo, hasta que a fines de 1884, dejando el comercio, empezó a
explotar la pintura.
En el mes de noviembre de
1885, fue solicitado para venir como profesor de Dibujo a Zacatecas, donde ha
permanecido desde el día 3 de diciembre de ese mismo año, dando cátedras en
distintos establecimientos del Gobierno como en el Instituto de Ciencias, la
Escuela Normal para Profesoras, la Normal para Profesores, el Hospicio de Niños
y el Asilo de Niñas de Guadalupe, dando también clases a domicilio a gran
numero de señores y de señorita.
Sus aptitudes como artista
pueden calcularse por las actas de exámenes que se sujetó en la Escuela
Nacional de Bellas Artes. Como profesor de Dibujo y de Pintura, puede decirse
que el éxito ha coronado sus esfuerzos en bien de la juventud estudiosa,
despertando y fomentando en Zacatecas el gusto por el Dibujo. Como pintor ha
ejecutado gran número de retratos de personas muy distinguidas, siempre con
aplauso, y varios cuadros de asuntos diversos, religiosos y profanos,
sobresaliendo entre ellos el gran cuadro mural del fondo del coro de la
Catedral, que representa la Asunción de María Santísima, y cuya descripción y crítica
queda reseñada poco antes.
Guadalupe; Zac. 7 de Julio de 2008
[1] López de Lara José de Jesús. La catedral de Zacatecas. Editorial
Progreso. S. A. México, D. F. 1975.pag. 6
[2] Archivo Histórico del Estado de
Zacatecas. Serie: Notarias. Notario Juan José Santos Muro, año de 1750 libro 3,
foja 215 vuelta.
[3] Miqueo Gabriel. Breve descripción
del Templo, o Iglesia Parroquial Mayor de la muy Noble y Leal Ciudad de Nuestra
Señora de los Zacatecas, y sucinta relación de las fiestas con que se solemnizó
su Dedicación. En la imprenta del Colegio de S. Ildefonso, año de 1753.”
[4] Utrera Joseph. De la Compañía de
Jesús, Rector de su Colegio. Templo de la Vida, Sermón que en la Dedicación de
la Iglesia y Templo Parroquial de la Muy Leal, Ilustre, y Noble Ciudad de
Zacatecas, de quien es Titular María Señora Nuestra en el alegre misterio de su
Asunción Gloriosa: en la cual es también Patrona de la Famosa Minería. Predicó
el 17 de agosto de 1752 el P. Joseph de Utrera de la Compañía de Jesús Rector
de su Colegio. Pág. 16.
[5] Bargellini Clara. La Arquitectura de
la Plata. Iglesias Monumentales del Centro-Norte de México. 1640-1750. UNAM.
Instituto de Investigaciones Estéticas. Turner. Año 1991. Pág.278.
[6] Archivo Histórico de la Arquidiócesis de Guadalajara. Caja 4. Parroquia de
Zacatecas. Año de 1806.
[7]
Archivo Parroquial de Zacatecas. (Santo Domingo). Área Disciplinar. Sección
Gobierno. Serie Fábrica. Subsidie. Templos, Capillas y Vicarias. 15 de octubre
de 1817.
[8] Archivo
Parroquial de Zacatecas. (Santo Domingo). Área Disciplinar. Sección Gobierno.
Serie Fábrica. Subsidie. Templos, Capillas y Vicarias. Caja 183. 21 de feb.
1737- 7 de julio de 1841.
[9] Veres Acevedo Laureano. Con
Seudónimo de Jaesver. El Mensajero del Corazón de Jesús. Órgano del Apostolado
de la Oración y de la Guardia de Honor del Sagrado Corazón de Jesús. En la
República Mexicana. (Revista Mensual) Año XXX. (XVII de la Segunda Serie). Tomo
XLV. (XXXIV). Marzo de 1904. México, tip. Y lit. “La Europea”, de J. Aguilar y
Vera y Cía. (S. en C). Calle de Santa Clara Nº 15. Registrado como Artículo de
Segunda Clase. Págs. 309 a 316.
[10] Tenorio
Leónides. Manuscrito. Archivo Histórico de la Catedral de Zacatecas. Pág. 3
[11] Jaesver.
El Mensajero del Corazón de Jesús. Obra citada.
[12] Archivo Parroquial de Zacatecas. (Santo
Domingo). Área Disciplinar. Sección Gobierno. Serie Fábrica. Subsidie. Templos,
Capillas y Vicarias. Caja 183. año de 1843.
[15] Archivo Parroquial de Zacatecas.
(Santo Domingo). Área Disciplinar. Sección Gobierno. Serie Fábrica. Subsidie.
Templos, Capillas y Vicarias. Caja 183. 21 de feb. 1737- 7 de julio de 1841.
[16] La Voz de la Religión. Segunda época. Periódico Religioso y Social,
Científico y Literario. Tom. II.- Núm. 45. México. Imprenta del Periódico.
Calle de san José el Real, núm. 13. Miércoles 4 de junio de 1851. Pág. 715.
[18] Tiscareño Fr. Ángel de los Dolores. El Colegio de Guadalupe. Tomo primero. Parte
1° México. Tip. José María Mellado. Calle de Chavarría núm. 6. 1903. pag. 415.
[21] Orozco Contreras Canónigo Luís Enrique. Iconografía
Mariana de la Provincia Eclesiástica de Guadalajara. Tomo VII. Virgo Clemens.
Año de 1981. Pág. 20.
[24]
Bargellini Clara. La Arquitectura de la Plata. Iglesias Monumentales del
Centro-Norte de México. 1640-1750. UNAM. Instituto de Investigaciones
Estéticas. Turner. Año 1991. Pág.280.
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