viernes, 6 de noviembre de 2015

350 años de presencia de las Clarisas Capuchinas en México.



“EL MENSAJE DEL SEÑOR RESUENA EN TODA LA TIERRA”.

350 años de presencia de las Clarisas Capuchinas en México.
 
Comenzó en la Ciudad de Asís, Italia, cuando una joven llamada Clara con una vida virtuosa y entregada en virginidad a Cristo, se dejó cautivar por el más bello de los hombres: Jesús. En 1212 siguiendo los consejos de su amigo Francisco (joven convertido con una misión muy especial en la Iglesia), se consagra a su Señor y abandona su hogar paterno a los 18 años para dedicarse al servicio del Rey de reyes. El escenario lleno de misticismo y presencia divina donde santa Clara comienza este proyecto de vida evangélica (apoyada siempre por el humilde Francisco y sus hermanos) es la iglesita de san Damián que trasmite hasta nuestros días silencio profundo y espíritu contemplativo; siguiendo a Cristo, con fidelidad esponsal, en pobreza y humildad, en inseguridad diaria sin rentas ni posesiones, viviendo del trabajo y de la buena voluntad de la gente.
Tres siglos más tarde una gran mujer la Venerable Madre María Lorenza Longo comienza la Reforma Capuchina; mujer convertida al amor; llena de caridad recibe la inspiración de Dios de congregarse en un monasterio de contemplativas franciscanas, donde pudiera consagrar su vida a Dios, en la oración por el resto de su vida de una manera mas austera; su inspiración se cumplió y para 19 de febrero de 1535 se concede la aprobación del Papa Pablo III que autorizaba la construcción del monasterio bajo la Regla de santa Clara; donde las candidatas serian admitidas sin dote y en rigurosa clausura. Para el año de 1538 se les concede estar bajo la dirección espiritual de los hermanos Capuchinos. El despliegue y expansión fue sorprendente y esa pequeña ramita comienza extenderse en Italia, Europa y otros países, gracias a su austeridad de vida su estricta clausura y pobreza.
En la bella España en la Ciudad de Toledo surge la inspiración de venir a la Nueva España a fundar. No sin una serie de adversidades seis hermanas parten del puerto de Cádiz el 5 de julio de 1665 para atravesar el océano atlántico.
El día 8 de septiembre desembarcan en el puerto de Veracruz. Después de algunos días de recuperación parten a la Ciudad de México y llegan el día 7 de octubre a la Basílica de Guadalupe, a encomendar y agradecer a la Morenita mexicana su misión. Para el día 8 de octubre entran en el centro de la Ciudad. Hasta mayo de 1666 de manera humilde llegan a su nuevo hogar San Felipe de Jesús; su vida fue de gran testimonio para toda la sociedad de aquella época que en su mayoría contaba con lujosos conventos y majestuosos templos. La sencillez, humildad y pobreza que caracterizaba a las hermanas Capuchinas enamoró al pueblo mexicano. Gran testimonio que atrajo a muchas jóvenes que aun llegaron a tener que esperar para ingresar al convento por no tener ya cupo. Las nuevas fundaciones comenzaron a aparecer: en la Ciudad de Puebla, en 1704; en Querétaro, en 1721; en Lagos de Moreno, en 1756; en Guadalajara, Jalisco, en 1761; en la Villa de Guadalupe, en México, D.F., en 1787. De estos conventos de la primera generación, poco a poco comenzaron a surgir otros en el suelo mexicano y  otros países.
Más de medio siglo de reforma en nuestro país no impidió que la obra de Dios continuara, y el mensaje del Señor sigue extendiéndose; es admirable ver el temple de estas almas que a pesar del furor revolucionario no cedieron en su fe. Como ejemplo tenemos a las hermanas de San Felipe que fueron arrojadas a la calle en 1861, y su convento fue totalmente demolido; en 1863, en 1914 por el gobierno carrancista y en 1919 vuelven a ser exclaustradas; hasta que en 1935 les fue donada una casa donde viven actualmente en Coyoacán, D.F.; testimonio heroico y lleno de amor, y no solamente en San Felipe sino en todos los conventos de hermanas Capuchinas de aquella época.
Nuestro convento de Guadalupe, Zacatecas; fue fundado en tiempo de persecución religiosa en 1920, cuando la Madre Francisca proveniente del monasterio de la Villa de Guadalupe, en México; decide venir aquí ha prolongar la obra de Dios;  siendo su confesor el Sr. Cura de Guadalupe san Mateo Correa Magañanes; el convento fue creciendo hasta que en 1934 el furor revolucionario del General Plutarco Elías Calles obliga a las hermanas a salir del convento y esconderse en casas particulares después de haber estado algunas en prisión. La Madre Francisca logra reunir a algunas en la Ciudad de México y continúan ahí su vida claustral. Posteriormente algunas hermanas deciden venir a recuperar el convento y para 1973 el convento es desocupado por los inquilinos que aquí vivían y generosamente al saber que venían las monjitas se salen; se recuperó una parte del terreno y comienza la refundación con ocho hermanas que llegaron del convento de Aguascalientes, Ags., de las cuales aun viven la Madre Ma.  Auxilio Menchaca; La Madre Ma. de la Paz Ruíz Valadez; y la  hermana Ma. Verónica López Franco. Las demás ya nos precedieron a las bodas celestes.


Hermanas Clarisas Capuchinas
Monasterio “Casa de Belén”
Guadalupe, Zacatecas.




 San Mateo Correa Magallanes, cuando era Sr. Cura de la Parroquia de los Sagrados Corazónes, en Guadalupe, Zac., colección: Gela Montoya del Hoyo.


































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